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El camino de la esperanza

 

 

Artículo Publicado en Nueva Alcarria el 16/09/2022

 

 

Magia por Txoco

 

María Tello

Escritora y ex presidenta de La Camada

 

El pasado trece de agosto a las once de la mañana recojo a Juana, mi perra, que ha pasado mis vacaciones en casa de Cristhian, su cuidador. Según aparco el coche ambos me están esperando en la puerta de su casa, él con una sonrisa y ella moviendo el rabo y el cuerpo entero emocionada porque verme es uno de los acontecimientos de su vida. Cuando Cristhian y yo comenzamos a conversar ella tiene sentimientos encontrados. Por un lado, quiere irse conmigo y enseguida se sube al coche que sabe que le llevará a su casa, pero por otro lado quiere estar junto a su cuidador y su familia perruna con la que ha pasado las vacaciones compartiendo muchos paseos juntos y momentos que son únicos. En el patio de la casa se han quedado sus amigos Txoco, Rayo, Nora, Perla y Pulga, que se han despedido previamente de Juana y veo en sus ojos la nostalgia que va a vivir estos días por no estar a su lado.

Nos marchamos viendo a Cristhian feliz. Una emoción que hora y media después desaparecerá de su cuerpo. Porque a media mañana, como cualquier día, la familia cuidadora de dos piernas y cuatro patas sale a pasear por el camino de ASFAIN a Meco (en el término municipal de Azuqueca de Henares). Es un día que amenaza con lluvia, la temperatura es buena y, curiosamente, en el camino no se cruzan con nadie. Txoco, braco alemán color chocolate de 8 años, disfruta correteando por el camino, le encanta hacer el doble de kilómetros que sus hermanos, va y viene a su alrededor sin perderlos de vista, pero llega un momento en el que dejan de verlo. Cristhian piensa que se habrá despistado un momento y cree que ha vuelto adelantándoles o que lo localizará en el camino de vuelta, está seguro de que lo encontrará en la puerta de casa. Pero no es así. Tras esperar un tiempo prudencial salen a buscarlo recorriendo cada metro del paseo realizado por si se hubiera quedado enganchado en algún alambre o caído en algún canal de regadío. Incluso preguntan en las fincas cercanas, se acercan a las carreteras aledañas y cunetas por si le hubieran atropellado. La búsqueda se amplía en los pueblos de alrededor haciendo batidas con amigos y familiares, incluso desconocidos que se unen en esta desesperada búsqueda de Txoco. Pero ni rastro, como si se lo hubiera tragado la tierra.

Denunciada su desaparición, comienza la difusión por distintos medios. Azuqueca de Henares y los pueblos de alrededor, incluso Guadalajara, se llenan de carteles con su foto y su descripción. Los medios de comunicación locales y nacionales trasmiten su desaparición. Las protectoras de animales de todo el territorio nacional son informadas y están pendientes ya que esperan que pueda aparecer en cualquier lugar. Las redes sociales lo difunden continuamente, el portal más potente del mundo se hace eco de su desaparición. Todos los pasos están dados para la búsqueda del animal perdido, sin embargo, parece que no se está haciendo lo necesario porque desde el mismo instante en el que Cristhian se percata de que Txoco no está a su lado comienza su calvario. El de ambos.

Uno de los peores momentos que puede vivir el ser humano es el de la incertidumbre que conlleva una desaparición, y cuando esta se produce provoca tal sufrimiento que se tiene que aprender a vivir buscando al ser querido que se ha perdido y sabiendo afrontar la espera sin que la desesperación se agarre a la mente, sin que el desconocimiento sobre la situación en la que se puede encontrar pueda superarte. Se comienza a vivir en un continuo estado de estrés. En el caso de un animal, se producen momentos de esperanza cuando alguna pista indica dónde puede estar y, sobre todo, que se encuentra vivo; pero se producen más momentos de desesperanza cuando se llega al lugar y no hay ni rastro ni ayuda para encontrarlo. Y de todos estos sentimientos la familia de Cristhian está dando un cursillo acelerado sintiéndose afectada su salud mental y física. El dolor que les está produciendo el proceso de búsqueda de Txoco y la falta de información se torna en agonía.

Los bracos son buenos cazadores de erizos y los cazadores furtivos están al acecho. La investigación realizada por el cuidador para recuperar al animal ha dejado entrever los movimientos que se realizan alrededor del mundo de los perros y la cantidad de ellos que desaparecen dejando sumidos en el más absoluto de los sufrimientos a sus dueños.

Ya es más de un mes de búsqueda, de angustia, de no conciliar el sueño, de no saber qué más hacer, dónde buscar o a quién acudir en busca de ayuda. Cristhian me dice que “vivir así es de locos”, que “esta situación no se desea ni a tu peor enemigo”.

Espero que en breve se produzca la tercera fase que se da en las desapariciones de un ser querido, la de la localización. Para cerrar, para continuar viviendo, para desprenderse de sentimientos de culpa o reproche, para finalizar la espera y para encontrar la tranquilidad emocional.

Ahora, aquí sentada, trato de poner mi granito de arena en un llamamiento desesperado para que suelten a Txoco, para que quien lo haya retenido lo libere y pueda volver a su hogar. Que deje de provocar tormento en las personas que lo quieren.

Ojalá en algún momento pueda volver a ver la sonrisa de Cristhian en su rostro porque eso significará que el final de este calvario ha llegado y Txoco, de la manera que sea, ha vuelto a su hogar.

you.