Etna es una gata curiosa y decidida. Cuando con apenas mes y medio pierde a su familia y es alejada del único entorno que conoce, queda desamparada. Una mujer, una “humana” amante del arte y de los gatos, se cruza en su camino dándole un hogar. Serafín, el gato más grande que jamás haya visto, se convertirá en su compañero de viaje, en maestro y amigo, y con él recorrerá la ruta transitada por los animales abandonados. Nada tienen que temer gracias a que una estrella, una rescatista concienciada por su bienestar, ilumina su existencia.
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La ausencia de Serafín pesa en el corazón de Etna, quien se pregunta por qué y a dónde se fue. En este trance, Gato Blanco, irrumpe en su vida para darle la vuelta y hacerle ver que el uso del plural que antes había empleado con papi ahora corresponde a otro felino. Otro al que colocará en el lugar que se merece en su vida, recorriendo juntos la ruta transitada por los animales abandonados. Nada tienen que temer gracias a que una estrella, una rescatista concienciada por su bienestar, ilumina su existencia.
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